miércoles, 21 de diciembre de 2011

Buenos días

Pablo, no se si tu algun día leeras esto por ti mismo, puede que si o puede que no, pero hoy quiero contarte como te despiertas cada día.
A las ocho empiezo a llamarte, levanto del todo la persiana para que la luz del día te ayude a despertar, y aunque ya se que sólo con eso no te despiertas, empiezo por llamarte mientras estoy por el pasillo,  entro a algo a la habitación: Pablo Pablete... Pabluchi.... Pablosky... Pablete Pablerete....  pero nada, tu duermes como el tronco que yo quisiera que fueras toda la noche. Me siento a tu lado y te empiezo a tocar... a dar besos por la cabeza.... ahi ya te mueves un poco o segun el día empiezas a refunfuñar (si, en el 'mal despertar' si nos parecemos tuy yo) Pero hasta que no te cojo en brazos no te despiertas del todo, y ahora que hace frio, te siento encima de mi al lado del radiador, mirando hacia la ventana para que te de la luz, y como los refunfuñamientos suben de volumen, te pongo la teta en la boca.... y entonces, el proceso de despertar se vuelve muuuuucho mas dulce.
Para continuar, te empiezo a cantar las dos cancioncillas de "bon dia" que aprendi el año pasado de oirlas cantar en la guarde. Una de ellas mas que cancion completa es un par de estrofas solamente, pero poco a poco se han ido convirtiendo las dos canciones en una especie de 'saludo al Sol'
A las ocho y veinte y mas puntual que un satélite de la Nasa, pasa justo por debajo de casa el camión de la basura, y cuando tu mismo lo oyes porque ya estás lo suficientemente despierto, o lo oigo yo y te aviso, ahí de un salto de despiertas del todo y "mami mami mion sura mion sura" y nos pasamos el ratito maravilloso tu de disfrutar y yo de verte disfrutar, viendo como el camión de la basura lleva a cabo el prosaiquísimo proceso de extender unas pinzas que cogen el contenedor, elevarlo, vaciar el contenido (pufff pufff pufff echa suraaaaa) devolver a su sitio el contenedor... es taaaaaan divertido. El proceso se repite con el contenedor de al lado y muchos días también tu me lo cuentas a mi "mami rriba caca, si?" El camión de la basura arranca para marchar, pero entonces tu ya sabes que si nos ponemos en el otro lado de la ventana, podemos ver, aunque sea muy de lado, a los dos siguientes contenedores que hay en la calle, y entonces me dices "mami, mami mion sura ta' hí" y volvemos a repetir el proceso de descripción y admirado del vaciado de contenedores, esta vez mas imaginado que visto, pero que tu vives con la misma ilusión.
A partir de ahi ya estás muy contento y te siento en la cama para vestir. Arrugamos la cara por lo mal que huele el pañal de la noche... y ultimamente limpiamos el culete con una toallita calentada al radiador (ñoñera que si yo hubiera visto antes en otro, habría ultracriticado) pero tu te ries tanto cuando la "toallita caliente va a por la chufaaaaaa" Te dejas vestir bastante bien, sólo algunos dias no te apetece ponerte alguna prenda concreta, no se porqué pero tus motivos tendrás, quizá tan simples y tan válidos como que no te guste, y entonces te traigo dos modelitos y te doy a elegir ¿este o este? "ete" y fin del problema.
No se bien como empezó, pero jugamos un dia a que la etiqueta te hacía pupa, y a que yo te la cortaba con la tijera.... y ya casi no nos queda etiqueta en pie; etiqueta que ves, etiqueta que pides "mami tera ñaka" y mami va a buscar la tijera (la de punta roma, por si acaso) mientras mira la hora en el movil y piensa "otro dia que vamos justos de tiempo) Cortar la etiqueta es otro festival. Tu la coges por el extremo mientras yo corto y te pregunto ¿como le decimos a la etiqueta dolenta? Y tu contestas "ñaka ñaka ñaka" Y una vez cortada le explicamos que la vamos a tirar a la basura porque es molt dolenta y quería hacerle pupa a Pablo y mami no va a dejar que una etiqueta dolenta le haga pupa a Pablo ¡hooooooombre!
Ya vestidos salimos a la puerta y tu te asomas a ver cómo llega el ascensor, mientras yo te pregunto ¿te pones la chaqueta aqui? sabiendo que me vas a contestar "teteta caie" (la chaqueta en la calle) y nada mas abrir la puerta del portal dices "uuuuu tio" (uy que frio)
Después viene la segunda gran ilusión del día; cuando estamos en la parada del autobús, vemos llegar por la calle un autobus blanco que pasa cada día poco antes que el nuestro, es un autocar que recoge a una nena que va en silla de ruedas; a ti te encanta ver cómo el conductor monta toda la parafernalia que se necesita para que la nena pueda subir: un lateral del autobus que se abre, la rampa que baja acompañada de un pitido, cómo la rampa se desdobla una vez en el suelo... y te quedas mirando fijamente cuando la nena es subida a la plataforma y ésta la eleva hacia la entrada del autobus. Luego en casa juegas a imitar esta rampa con la mano, haciendo los mismos pitidos.
En pocos minutos pasa nuestro autobus; aunque a la guarde se llega en veinte minutos, ahora que hace mas frio a primera hora me gusta llevarte sin carrito en el autobus, porque asi estamos juntos un ratillo mas. En el autobus, despues de haber tomado la teta en casa, te comes un trozo de bizcocho para desayunar, normalmente tu solo; precisamente ahora estas en una etapa en la que cuando queremos hacerte algo, muchas veces contestas precisamente eso "mami, tu tolo, tu tolo" Muchos días en el autobus alguien tiene que comentar algo sobre el gusto con que comes, o sobre los comentarios que haces, o sobre lo contento que vas. Todos los dias, una o dos o tres o mas personas sonrien al verte, supongo que los que aun consiguen recordar con claridad que ellos tambien alguna vez fueron niños.
Ya sabes cual es la parada anterior a la nuestra y te encanta darle al boton de 'solicitar parada' para que el coductor nos baje en la nuestra. Y desde la parada hasta la guarde, normalmente tambien te gusta ir andando solo. Nos cruzamos con la yaya de Laia que todos los dias te plantifica un beso y te pregunta ¿quien soy yo? y tu le dices "a iaia a laia" y se pone mas contenta que contenta, y despues nos cruzamos con la yaya de Naiara, que tambien te besa y te dice lo guapo que estás y lo contento que vas y te pide que le digas algo.
Entras a la guarde contento y deseando quitarte chaqueta y bufanda, ahora ya sabes donde está tu percha. Yo te dejo dentro de tu clase, a veces dejamos alguna cosa que había que llevar, y ya te quedas encantado jugando con tus compañeros.
Hoy, 21 de diciembre tambien salgo feliz cuando te dejo en la guardería, con la sensación, y es el tercer año y no será el últmo, de que a mi el Gordo ya me ha tocado, no necesito ninguna otra lotería porque verte crecer cada día es el mejor premio del mundo.

8 comentarios:

  1. ¡¡Pero qué bonito!!
    la verdad es que las rutinas con los niños son preciosas. Yo también soy de muy mal despertar, pero cuando suena el despertador, y la niña dice "Pi pi pi ¡a lantasse! se me pone una sonrisa de oreja a oreja, y así me paso el resto de la mañana.

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  2. Un relato precioso, y un final todavía mejor. Enhorabuena.

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  3. Que entrañable y que tierno. Estoy segura de que tu hijo, al leerlo algún día recordará de alguna manera tan lindos momentos. Llegué a tu blog buceando un poco y me ha gustado mucho. Un saludo ;)
    Yaneth
    http://yanethpoints.blogspot.com/

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  4. Por cierto, la sección de libros me ha sido muy útil. Me los anoto! ;)

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  5. Pues muchas, muchas gracias a todos, y Yaneth, gracias por lo de los libros, que lo tengo abandonado... me pasaré por tu blog. Un saludo a tutti li fruti

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  6. me ha encantado tu relato de un día a día...cómo puede cambiar ana accíon dependiendo de quien la viva!! precioso.

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