Pifostio nº 1:
Estoy en la cola de la frutería y para entretener la espera, me dedico a mirar a la mujer que tengo delante. Lleva zapatos monjiles, las piernas blancas de color blancopollo, una falda larga estampada bastante hortera -aqui empiezo a pensar que puede ser testiga- una 'rebeca' beige con mas años que la tos -aumenta la probablidad de que sea testiga- y lo que mas me llama la atención, tiene una trenza larguísima que termina, por debajo de la gomita, en un floripondio de puntas horrorosísimas, que desprenden un fenchui mas malo que malo. Como la espera continua, me entretengo imaginando la siguiente escena: le toco en el hombro y cuando se gira, le pregunto: 'perdona, por curiosidad, ¿cuántos años años hace que peleaste con tu peluquera?
Con las imaginaciones, avanza la cola y le toca pagar a la presunta testiga. Paga con tarjeta y le pide el ticket al muchacho de la fruteria con ese tonito de repelente amabilidad-superioridad con el que algunas personas piden las cosas por favor. Cuando yo ya me dispongo a hacer entrega de mi bolsa de melocotones, Puntas Abiertas le dispara:
- 'Oye, ¿a cuánto me has dicho que iban los higos?'
- A 1.99
-No, no, me has dicho a 1.29
- No, señora, habrás entendido mal, van a 1.99 (el chico es extranjero y le cuesta expresarse en castellano)
Entonces Puntas Abiertas sufre tal arrebato chakril, que de repente se le cambia el color de la cara y le dice toda nerviosa:
- Pues entonces no los quiero, no los quiero, devuélveme.
- Pero señora, ya he cobrado, con tarjeta, tengo otra cuenta, cómo puedo hacer, si....
(Será gilipollas la tía, pa 300 gramos de higos que lleva, por 0.70 de diferencia el kilo... ¿cuánto le varía la cuenta, veinte céntimos? pensábamos el muchacho y yo al mismo tiempo)
Bueno pues montó un pollo de narices, al final el chico le tuvo que dar en efectivo el importe de los higos...
Pifostio nº 2:
Como ahora vivo en un primer piso, y en este barrio la gente no habla precisamente como en Noruega, hay veces que desde la cocina o el comedor, al estar las ventanas abiertas, me entero (como si fuera un culebrón radiofónico, porque no los veo, claro) de la vida de la gente.
Ayer después de comer, un ral Rubén cortaba por móvil con una tal Mª Carmen mientras yo fregaba la batidora. Tampoco no recuerdo de memoria la conversación entera para reproducirla, pero parecía sacada de un programa de tarde de telecinco; "a mi lo que hagas tu con el tio ese me suda la po***" "mejor para él que no me lo encuentre" y como despedida final "mira maricarmen, espero que te vaya mu bien en la vida, hija mia" con tono de "ójala te atropellen mil camiones y te mate el último"
Pifostio nº 3
Señor mayor en ventanilla de correos que va a recoger una carta.
Empleada de correos:
-Esta carta no se la puedo dar a Vd. porque viene a nombre de una empresa, me tiene que traer la documentación de la empresa.
Señor:
-Pero si la empresa es mia, soy yo, toma mi deneí
-En la carta no figura ni su nombre ni su deneí y no se la puedo dar si no trae el NIF de la empresa
-Pero que soy yo, YO, Fulanito de Coplas, que vivo en Plaza Patateras (aqui ya el tono era tal alto que todos los presentes nos hemos enterado de donde vive, por si queremos pasar a tomar algo) numero nosequé
-Si no digo yo que Vd. sea Vd. pero yo le digo que....
-Pero oiga que...
Así, hasta que se han aburrido de repetir siempre lo mismo, la funcionaria aburrida perdida mirando al compañero con cara de échame una mano primo, y el señor cada vez mas desgañitao, y yo pensando, el hombre un poco ceporro es, pero como le de un jamacuco habrá que llamar al 112...
Esta vida loca, loca, loca...
Madre superiora, bióloga, gatoflauta aspirante a vegetariana. Si quieres halagarme, llámame loca.Yo también prefiero una mariposa al Rockefeller Center. Mi hijo me ha dado la vuelta como un calcetín, y a la vez soy mas yo que nunca. Una vez me teñí el pelo: nunca volverá a suceder. No puedo ser princesa porque nací guerrera. Odio las bodas, ir de tiendas, las peluquerías y las flores muertas. Leer me salva. Cocino con el corazón, de otra forma no me sale. Sólo veo lo que creo.
Jeje, qué divertido lo que has contado! Me encantan esas anécdotas de gente rarilla xD
ResponderEliminarEn mi edificio también te enteras de las conversaciones de los vecinos, aunque no quieras, no puedes evitarlo porque parece que vivan contigo!
Y anda que la tontalhigo esa.. hay que joerse por unos pocos céntimos la que lió.. ¬¬
Je, je, la paciencia que tienen que tener los que trabajan cara al público!
ResponderEliminarAyyyy, si yo contara las cosas que he llegado a ver y oir....
ResponderEliminarjajajaaj, que gracia me ha hecho lo de los camiones¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarjejeje, la de cosas que se ven y se escuchan por ahi!!!
ResponderEliminarDivertido post!
Jajajaja, tú eres de las mías: cotilleta! juo juo juo
ResponderEliminarDesde luego lo que hay que aguantar hija mía.
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