Sopas sin ondas

Hoy tengo un curso. Un curso que solo dura un día, es decir de 10 a 14 y de 15 a 19; me jode un poquico la tarde del viernes, pero bueno, está bien, me gusta hacer cursos y este promete ser bastante aprovechadito. Este cursillín se supone que lo debería haber hecho an-tes de empezar a currar, pero mis superiores deben de tener un poco de dislexia temporal y me han enviado casi dos meses despues. Al fin y al cabo, qué son dos meses comparados con la edad de la Tierra, 4.500 millones de años, mes arriba, mes abajo.

Además, esto supone que no tengo que llevarme la comida, hoy nos pagan el papeo, que tolos días con la fiambrera proletaria... tengo una tristeza estomacal... esto de comer de frio me va fatal, porque (aun) no hay microondas, y a mi si no como de calentito se me mete la pena por entre los chakras, y cuando llego a casa pues me tomo un colacao, por tomar algo caliente, pero claro, yo cuando tengo hambre pues quiero comer de-salao: pan con jamón, por decir un poner. Y claro, mi metabolismo se despista ¿pero qué me das, tia? Y yo le contesto: lo que buenamente puedo, bonico. Y claro, por resarcirme, todas las noches sopa: de pollo, de pescado, de ajo, de verduras... mi santo marido ilegal está un poco hasta el corromoño de sopas, y a punto de regalarme un microondas, por poco romantico que quede, a ver si asi a mediodia me como un buen plato de lentejas (entiéndase tuper de lentejas) comodiosmanda y le doy un poco de tregua y cenamos un día en plan pareja moderna: embutidos, sangüichs, pizchas y todas esas cosas...

Y cuando salga por la tarde, seré libre como el sol cuando amanece como el mar... y como decían los Hombres G: ¿qué mas puedo pedir? (vaya cola hay en el baño)

tu eres realmente el mas cierto
en horas inciertas