Ya lo he explicado otras veces, pero la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna bien lo vale. Mis dos motivos para dar teta a mi hijo fueron: la perrería y la venganza.
No suenan muy típicos, muy dulces ni muy 'femeninos'
- Perrería: porque entre sacar la teta y ya, y preparar un 'biberón' me parecía infinitamente mas rápido y cómodo lo primero. Además, la idea de meterle en la boca a mi hijo un cachoplástico me daba bastante repelús. Me parecía triste. Y mas aun el hecho de que se alimentara de una leche venida de quien sabe donde, con unas proteínas cuatro veces mas grandes de lo que puede digerir, con porquerías añadidas, con el mismo sabor soso y monótono durante meses...
- Venganza: porque como también he explicado muchas veces, Pablo nació por cesárea programada y todo fue muy frio. De haber sido yo oveja le habría dejado tirado en una esquina sin mayores miramientos. Pablo venía con vueltas de cordón y a día de hoy aun sigo sintiendo la misma mezcla de agradecimiento y frio cuando pienso en su nacimiento. La lactancia materna para mi (mas allá de los miles de beneficios para él) ha supuesto, supone aun, supuso al principio, la manera de decirle a mi cuerpo: este es tu hijo, este es tu hijo, este es tu hijo. Un verdadero cordón umbilical emocional.
Pablo pronto cumplirá tres años y se despierta al grito de 'tetaaaaaaaaaaaa' 'mami tetitaaaaa' La teta es el comodín, la panacea, el curalotodo, la maestra, la sanadora. Las horas minutos y días que he pasado dando teta a Pablo me han cambiado, me han removido y me han dado la vuelta. Son tantos los beneficios que no podría contarlos, además muchas lo han hecho ya mejor. En la teta está la esencia, la verdad y la sanación, y quien sabe si el futuro. Feliz semana!
Madre superiora, bióloga, gatoflauta aspirante a vegetariana. Si quieres halagarme, llámame loca.Yo también prefiero una mariposa al Rockefeller Center. Mi hijo me ha dado la vuelta como un calcetín, y a la vez soy mas yo que nunca. Una vez me teñí el pelo: nunca volverá a suceder. No puedo ser princesa porque nací guerrera. Odio las bodas, ir de tiendas, las peluquerías y las flores muertas. Leer me salva. Cocino con el corazón, de otra forma no me sale. Sólo veo lo que creo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me gustan mucho tus argumentos. A veces nos complicamos la vida cuando tenemos la solución natural al alcance de nuestra mano. Es una lástima que muchas madres no lo vean así. También es cierto que se le da poca publicidad en los medios a los beneficios de la lactancia. Un saludo Esther.
ResponderEliminarjajajajaja no son muy típicos pero si coincido en eso contigo.. aunque en mi caso la venganza fue dirigida a mi suegra, pero ese ya es otro tema! jajaja
ResponderEliminarPasaba por aquí para decirte que tienes un premio esperándote.. pásate por aquí http://mamiloon.blogspot.com.es/2012/08/hoy-va-de-premio.html y comparte tu premio. :)