El día con mas suerte del mundo

Me encanta esa vidilla que se siente cuando el avión coge velocidad y está a punto de despegar. Y a veces esa misma sensación la tengo con Pablo. Hace un momento entrábamos al aeropuerto, y ya está echando a volar...
Sólo habíamos ido una vez a la peluquería y fue como hacer un rimeic de la niña del exorcista... no había manera... así que cuando le pillaba dormido le iba recortando, a veces incluso un día de un lado y otro día de otro. Pero ayer ya se lo vi tan largo y tan desigual, que Amparín me dijo: nena, la faltita que le hace un corte de pelo bien vale un poco de mal ratillo. Y pensé: pues si. Así que hoy a la salida de la guarde y armada con una chuche oculta en el bolso, le he llevado the repenthing a la peluquería, y con un par de explicaciones mas una promesa (la de la chuche, claro) se ha dejado cortar el pelo.... que hasta pedia eteto, eteto!!! vamos que quería irse mirando en el espejo. Yo que iba preparada para que montara un pollo, me he quedado lela viendo a ese hombrecito que salía de las manos de la peluquera, y en el fondo pensando mi bebé, mi bebé dónde está mi bebé... y la maricona de Amparín ai su bebé ai su bebé...
Ademas hoy (¿coincidencia?) he ido a la reunión de la guarde, donde tenían preparado un informe completísimo de la evolución de Pablo, que despega, despega y despega.
Tal dia como hoy,  hace ya dos años y cinco meses, nacía Pablo, un martes y trece, el día con mas suerte del mundo.