domingo, 2 de enero de 2011

Un tururú para empezar el año

Lo que ya sabíamos todos es que la periodista Syllvia de Béjar le plagió al Sr. Estivill (hay que ser perro, con perdón de los perros, para que te plagie otro, es que ni Anarrosa) el libro de Ferber basado a su vez en el del dr. Spock, sobre como """""""""""enseñar""""""""""""""""" a dormir a los niños (que digo yo que Pablo debe de haber aprendido a leer por su cuenta y se esconde el libro debajo de la cuna, porque sabe dormir)

Lo que no sabiamos todos, o bueno al menos no sabia yo, es que ademas del chorreo de libros que recaudó publicó como secuela -nunca mejor dicho- de que si cuentos para dormir, que si el sueño en adultos, y blablabla (siempre con su correspondiente coautor, como no) también ha sacado un cuento pretendidamente pedagógico sobre la adopción, que les debió llevar la friolera de 35 minutos escribir:


Sobre el libro, solamente divulgar en lo poquisimo que pueda la respuesta de la Federación de Asociaciones en defensa de la adopción y el acogimiento:

La Federación de Asociaciones en Defensa de la Adopción y el Acogimiento (CORA) protesta por el tratamiento dado a la adopción en el libro «Lila tiene un hermanito», del Dr. Estivill y Montse Domènech (Editorial Beascoa, 2006):

Queremos manifestar nuestra discrepancia con el contenido y la forma con la que se aborda la adopción en el cuento «Lila tiene un hermanito», del Dr. Eduard Estivill y Montse Domènech (Editorial Beascoa, 2006). Resulta evidente que los autores se han documentado escasamente sobre la adopción y las familias adoptivas, si es que lo han hecho en alguna medida.

 El relato contiene errores de bulto respecto al proceso de adopción. En él se narra cómo los padres de la protagonista deben permanecer en Haití un mes para hacer «muchos exámenes», cuando cualquiera mínimamente informado sabe que –de acuerdo al Convenio de la Haya–, la formación y evaluación de la familia que solicita una adopción se hacen en España, y que la estancia de los padres en Haití rara vez supera la semana.

Sin embargo, ese desconocimiento no es tan grave como otros «detalles» erróneos que, a los ojos de un niño adoptado, resultan altamente inquietantes y perturbadores.

La adopción es una alternativa a la paternidad/maternidad biológica, ¡no un acto de solidaridad o caridad por el que nuestros hijos deban estarnos agradecidos! ¿Se imaginan lo que esa insinuación significa para la autoestima de un niño que se incorpora a una nueva familia?

Esta falta de empatía con los sentimientos del niño adoptado es una constante a lo largo del cuento. ¿Qué necesidad había de representar a la madre biológica del niño adoptado como fea, bajita y gorda? No hay que olvidar que nuestros hijos descubren a edad temprana que, cuando crezcan, no se parecerán a nosotros en el color de la piel, los ojos, etc., sino que han heredado muchas de sus características físicas de la familia en la que nacieron. Pero es que además, entre las muchas problemáticas de las mujeres haitianas no se encuentra la obesidad (y son en general de una gran belleza, como también lo son los hijos que traen al mundo y que llevan la hermosura en sus genes).

Mención aparte merece el cuaderno pretendidamente pedagógico que incluye el libro, un dechado de topicazos y falsos mitos que en nada ayudan a la integración y normalización de nuestras familias. Resulta increíble que alguien teóricamente competente en otras áreas de la educación infantil mantenga un discurso tan falaz.

Tristemente, los autores ni siquiera han hecho el esfuerzo de utilizar un vocabulario positivo y libre de prejuicios: cuando hablan de «hijos naturales», debemos entender que los nuestros son… ¿extraños? ¿Artificiales tal vez?

Afirmar que nuestros hijos se comportarán como «hijos naturales» si como a tales les tratamos no es pedagogía, es simplemente un disparate de gran calibre. Nuestros hijos han vivido unas experiencias muy diferentes a las de sus pares, que han marcado su desarrollo tanto físico como psíquico y emocional.

Fingir que sus necesidades no difieren de las de aquéllos que han crecido desde que llegaron al mundo en su familia es tan absurdo como pensar que un problema serio de visión se arreglará milagrosamente si actuamos como si no existiera. Las familias adoptivas somos tan familia como las demás, pero ignorar los retos específicos que nuestra paternidad conlleva sólo puede perjudicar a nuestros hijos, quienes necesitan que entendamos sus necesidades para poder desarrollar todo su potencial y convertirse en adultos felices.

Resulta bochornoso cómo los autores tratan de crear un discurso supuestamente positivo y pedagógico de la adopción minimizando algunos de esos retos. Pertenecer a una familia multirracial es una experiencia muy enriquecedora para todos sus miembros, pero ello no es óbice para que conlleve ciertos desafíos –tanto para los padres como para los hijos– que no podemos ni debemos obviar.

No siempre es fácil enseñar a hacer frente a un tipo de discriminación –a veces sutil, a veces brutal– que los padres nunca han experimentado en primera persona. Afirmar que el miedo a esa discriminación racial «es menor cada día» porque nuestra sociedad es cada vez más multicultural puede parecer una afirmación bienintencionada y esperanzadora, pero no es cierta en absoluto, y bien lo saben quienes la sufren en sus carnes. El racismo existe y está aún muy presente en nuestra realidad: nuestra obligación como padres es aceptar esa realidad y proporcionar a nuestros hijos los recursos necesarios para hacerle frente.

Es evidente que necesitamos bibliografía que nos ayude a explicar la adopción de forma adecuada a nuestros hijos e hijas y a otros niños y niñas, pero vendernos como tal un producto que potencia la perpetuación de falsos discursos y puede provocar inseguridades innecesarias en nuestros hijos no es de recibo.

Lamentamos profundamente que ni la editorial ni los autores de «Lila tiene un hermanito» se hayan tomado la molestia de buscar asesoramiento antes de lanzarse a hacer pseudopedagogía de la adopción y de nuestras familias, y les rogamos encarecidamente que retiren su edición.

CORA – Federación de Asociaciones en Defensa de la Adopción y el Acogimiento

Conclusión:  Estivill, TURURÚ

13 comentarios:

  1. Yo es que del doctor Estivill y compañía me espero cualquier cosa... pero mala!

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  2. Desde luego, que este hombre cada vez que hace algo la caga. No conocía este cuento y ya es raro...porque las estanterias de las librerias estan llenas de libritos varios de este señor.

    Muchas gracias por la información. Si no te molesta, posiblemente me lo lleve para mi blog, para darle una mayor difusión, te parece?

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  3. Este tío se documenta de algo sobre lo que escribe?? en fin, y encima venderá!

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  4. De lo que venga rubricado por este hombre poco se puede esperar. Ni siquiera informarse, qué poquito se molestan, oye.

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  5. Pues la última vez que fuimos a la bibliteca lo vimos y me quedé sorprendida, no esperaba yo cuentos de este....., este......, ¿señor?. Lo leí y me quedé un poco patitiesa. Prefiero no comentar, que quiero empezar el año de buen rollo.
    Feliz año guapa, te prodigas poco, hazme el favor de pasarte más por estos lares.

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  6. Tengo una colección completita de este señor que venía con La Vanguardia y que, por desconocimiento compré...Ni siquiera los he leído...pero algún día les daré un vistazo, porque seguro que tienen un montón de fallos....

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  7. LadyA, menuda joyita de colección!!! jajaja.

    Dales un vistazo cuando puedes, que te vas a quedar impresionada!!!!

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  8. Pero este tipo...pero, pero... OMG! Sin palabras me quedo!!!

    Lo enlazo en mi facebook , con tu permiso!!

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  9. es que no puedo con este hombre, no puedoooooo y parece que lo tengan en nómina en TV3... allí está tanto para un roto como un descosido... siempre que hablan de sueño/niños/canciones infantiles/cuentos... le sacan...ggrgrgrgrg y yo cambio de canal :-)

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