jueves, 20 de octubre de 2011

El paseo

Nos aconseja este señor que vivamos nuestra vida hasta el final. Y qué razón tiene. Es un consejo que me dieron cuando yo tenía 18 años (si, uuuuuuuhh) y el único que recuerdo y que me ha servido. Bueno en mi caso el consejo fue 'vive tu propia vida' pero viene a ser casi lo mismo.
También recuerdo haber leido que lo que tememos no es realmente morir, sino no haber vivido. Haber vivido mal o haber desperdiciado nuestra vida, llenar nuestra vida de días en vez de llenar de vida nuestros días, etc, etc. Hay muchas frases que vienen a decir lo mismo.
Me ha gustado mucho cuando dice La mitad de la gente muere en hospitales. (...) Hagamos que el entorno hospitalario sea más cálido, acogedor, íntimo ¿Un entorno acogedor, cálido, íntimo? ¿A qué me recuerda? ¿No son las mismas condiciones que desde muchos sitios se están pidiendo para los partos? Menos tecnología -si no es estrictamente necesaria- y mas calor, menos prisas, si a nadie se le mete prisa para morir menos se le debería meter prisa para nacer, al fin y al cabo el que llega tiene toda su estancia por delante, tiempo es lo que tiene
¿Cómo sería el mundo si todos, todos, todos nacieramos al calor y a la suavidad, a la dulce teta, a la calma? ¿Y si nos pudieramos marchar como el que se duerme satisfecho despues de un dia bueno, con el cuerpo cansado y la cabeza perfumada por dentro, irnos como vinimos... seguramente sea el sitio que sea al que vamos será el mismo del que vinimos
En una vida larga son sólo dos pequeños momentos, nacer y morir, pero me pregunto cómo cambiaría todo si pudieramos bien nacer y bien morir, el resto no sabemos, mas motivo para por medio mirar de divertirnos un poquito

3 comentarios:

  1. Estoy completamente de acuerdo con él; mis abuelos maternos murieron los dos arropados por su familia en casa, con su ropa y sus cosas, sabiendo que se iban y hasta donde habian llegado.
    Mi madre murió en un hospital, llena de tubos y siendo un número... perdida en un oceano de medicamentos, siglas y manos ajenas.
    Periero morir en mi casa, en mi cama, con la mano de mi hijo estrechando la mía, sin prisas y pudiendo dejar un buen sabor de boca de los que mequieran.

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  2. Qué bonito lo que explicas Leia, yo pienso exactamente igual

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  3. Si en un hospital te llegas a sentir mal en el momento más feliz de tu vida (al dar a luz) imagínate estar allí por malas razones...

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