Esta semana Pablo no tiene guardería, asi que la rutina que sin buscar teníamos cada día, se nos ha esfumado pero igual de fácil ha venido una minirrutinilla para esta semana... vestirme, vestirle, lavarme, lavarle, desayunar yo, desayunar él... recogemos un poquito, lo que dura su paciencia, y a la calle que nos vamos.
Aunque yo como sano sanísimo porque tengo la suerte de que coincide con lo que me gusta, cada vez estoy mas convencida de que la alegria o falta de cuando te comes algo es casi tan importante como el desglose de la mera composición química de ese algo, por ej, mas vale un bocadillo de salchichas comido con gusto, bien masticado y bien acompañado, que un bol de arroz integral, verduras y pollo ecológico, comido mal y pronto y con sensación de vaya-rollo-tener-que-comer-esto.
Asi que despues de desayunar sano-sanísimo en casa, a media mañana durante esta semana, hago un desayuno que compensa de mas la grasa saturada y la poquita fibra con el gustazo con que me lo ñampo, gustazo que se incrementa con el hecho de que me lo plantifican delante y no tengo que prepararlo/recoger, en fin, ni mas ni mangas que ese pedazo de cortado con su azucar castizo y dos tostadas como zapatos del 45 con esos pedaaachos de tarrinitas de mantequilla y mermelada.
Los detalles son la sal de la vida y a veces una cosita asi de tonta te alegra el día entero y ayuda a que se lo alegres a los demas. La mantequilla será mala-mu-mala pero a mi, bien alegrada, me da un fenchui que paqué.
Será por esas buenas vibraciones o no, que durante el paseo nos hemos encontrado a los tres amores de Pablo, la chica de la tienda, y dos compis de la guardería a las que me cuesta no secuestrar cada vez que las veo; pero el tema de mi suegrez lo dejaremos para otro dia
Madre superiora, bióloga, gatoflauta aspirante a vegetariana. Si quieres halagarme, llámame loca.Yo también prefiero una mariposa al Rockefeller Center. Mi hijo me ha dado la vuelta como un calcetín, y a la vez soy mas yo que nunca. Una vez me teñí el pelo: nunca volverá a suceder. No puedo ser princesa porque nací guerrera. Odio las bodas, ir de tiendas, las peluquerías y las flores muertas. Leer me salva. Cocino con el corazón, de otra forma no me sale. Sólo veo lo que creo.
Me parto con lo de me da un fenchui que paqué...
ResponderEliminartienes razón, si no fuera por esos pequeños homenajes....
La cosa está en que yo en lo gastronómico me estoy pegando homenajes todos los días y, claro, está empezando a ser excesivo...
ResponderEliminarY yo a régimen..... cagüén......
ResponderEliminarCierto, yo tambien me hago homenajes de vez en cuando! Y yo me cuido mucho tambien, intento comer muy sano siempre, equilibrando todos los alimentos. Pero si que es verdad que apetece mucho saltarse la comida "sana" de vez en cuando y pecar un poco!!
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