jueves, 17 de diciembre de 2009

Pínchame mucho

Pínchame a mi, a mi !!! Es lo que pensaba mientras la enfermera vacunaba a Pablo. Y no fue un pensamiento desde la cabeza, sino desde las tripas. Lógicamente absurdo. Maternalmente lógico. Ya sabía yo que me lo tenían que vacunar, pero que encima me pidiesen ayuda para sujetarle... y ahí, en pleno pinchacillo, viendo su carita roja y su llanto fuerte y su desconcierto como de qué pasa aqui, qué me estais haciendo mi única reacción fue pensar (que no decir, estoy bien domesticada) 'pínchame a mi, a mi, aunque sean cien agujas, pónmelas a mi en lugar de a él'

Mas que un pensamiento fue un sentimiento, de esos que salen de zonas profundas del cerebro, implacable como la sed que te entra cuando estas dando la teta, o bebo o me muero; hay qué ver qué cabroncete es el ADN, de qué recursos se vale para que cuidemos a nuestra descendencia, mas suya que nuestra. Esta es la tesis principal de Dawkins en 'El gen egoista' y ahora ya puedo decir que es así porque lo he vivido en mis can.nes

2 comentarios:

  1. Y recuerdo cuando mi niña lloraba sin parar por las madrugadas y yo salía temprano de viaje y necesitaba dormir, me iba a la otra punta de la casa, me ponía tapones, la almohada sobre la cabeza, pero sólo con que oyera un mínimo susurro de llanto ya no podía pegar ojo. El instinto paternal que me podía...

    Y recuerdo una vez que tuvimos una urgencia con la niña bebé, y resultó al final no ser nada: esa misma noche acabé en urgencias por lo que parecía un amago de infarto y que resultó ser un ataque de ansiedad por la tensión padecida por el miedo de que le pasara algo...
    AY!

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  2. Pues no lo vacunes más.

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