Pero no todo el monte es orgasmo; no es que ya haya aprendido que hay cosas (muchas) que no salen bien a la primera. Me sigue pareciendo lo normal que como mucho me salgan bien a la segunda. Y llegada a ese punto vuelvo a estar como al principio. Se me cierran los chakras o se me acumulan los neurotransmisores o, como diría mi madre -mucho mas acertadamente- me pongo cabezona y ya no veo mas allá de lo que quiero. Seguir intentándolo a la tercera, a la cuarta, a la quinta...
Bien es verdad que el Cosmos me ha dado mucho a la segunda, por ejemplo a la segunda encontré a uno de los hombres de mi vida. La primera vez fue un desastre, yo fui a intentarlo, y él me prometió cosas que yo sabía que no iba a poder cumplir, me pedía un alto precio, y su manera de hacer las cosas no me ofrecía ninguna confianza. Le dije que no. Me fui, triste, pensaba que no encontraría otro que me diera eso que tanto yo necesitaba.
Pero al cabo de unos meses encontré a otro. Pensaba que a la segunda no podría salir bien, pero confié en él, y él me convenció. Un buen día me encontré tumbada, él detrás de mi, de vez en cuando me sujetaba la cabeza y me decía que todo iba bien, que ya quedaba poco. Cuando me levanté de la camilla mi hipermetropía había desaparecido: vi a dos enfermeras como el que entra al cielo y ve a dos ángeles. Las vi yo, yo solita, sin ningun tipo de cristal con que se mire de por medio. Si no es por la anestesia tópica me pongo a llorar de alegría cual parturienta ¿no puedo abrazar a este santo cirujano y prometerle amor y fidelidad eternos? pero alguien ya me llevaba fuera de allí... no importa... gracias doctor Tortorelli.
Una vida no alcanza para tanta gratitud
That was the river
This is the sea
Madre superiora, bióloga, gatoflauta aspirante a vegetariana. Si quieres halagarme, llámame loca.Yo también prefiero una mariposa al Rockefeller Center. Mi hijo me ha dado la vuelta como un calcetín, y a la vez soy mas yo que nunca. Una vez me teñí el pelo: nunca volverá a suceder. No puedo ser princesa porque nací guerrera. Odio las bodas, ir de tiendas, las peluquerías y las flores muertas. Leer me salva. Cocino con el corazón, de otra forma no me sale. Sólo veo lo que creo.
Ya me extrañaba a mi que un relato tan romántico saliera de ti. Si es que hablaba del mecánico de los jojos!!!
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