Estoy cansada. Llevo un tiempo cansada y cuando llegan las ocho de la tarde no puedo mas. Si que puedo mas, porque termino el día, pero de buena gana me acostaría a dormir.
Y ese cansancio me afecta, entre otras cosas, al trato con Pablo. Alguna vez le digo cosas que no me gustaría decirle o le trato de maneras en que no me gustaría tratarle. Nada 'grave' ni por la intensidad ni por lo continuado, pero no me gusta y me parece un sobre-síntoma, algo que me hace aflorar la 'verdadera' madre que hay debajo o dentro de mi, algo que saca 'lo que he mamado'
Entre que decidí ser madre y lo fui pasó mucho tiempo, tiempo que empleé en aprender y desaprender. Mas bien lo segundo que lo primero. Aprender, aprender, lo que se dice aprender cosas nuevas... es poco necesario para ser madre. Creo que es mas importante y bastante mas difícil desaprender una serie de cosas que en el periodo entre que nací y decidí ser madre, fui asimilando como normales y naturales, cuando realmente no lo son.
Y a poco que bajas la barrera un 'qué harta estoy' o peor aun (qué frase tan horrible esta) un 'me tienes harta' te empieza a subir desde el estómago a la boca... y por suerte a punto de pronunciarlo, consigues no decirlo y como mal menor, enchufas al peque a ver una película
No quiero caer en el sofá espiritual de pensar que no-pasa-nada por alguna vez que le diga a mi hijo 'me tienes harta' porque si que pasa, porque yo podría soltar ese rebuzno como desahogo puntual sabiendo que en el fondo no es así y blablabla, pero mi hijo lo recibiría literalmente. Cada día me demuestra que entiende y asimila y recuerda todo lo que oye y ve, y lo hace desde su falta de distorsión, desde su lógica perfecta.
Por eso voy a intentar descansar unos días, por mi y por él, por él y por mi. Hacia el Sur.
Madre superiora, bióloga, gatoflauta aspirante a vegetariana. Si quieres halagarme, llámame loca.Yo también prefiero una mariposa al Rockefeller Center. Mi hijo me ha dado la vuelta como un calcetín, y a la vez soy mas yo que nunca. Una vez me teñí el pelo: nunca volverá a suceder. No puedo ser princesa porque nací guerrera. Odio las bodas, ir de tiendas, las peluquerías y las flores muertas. Leer me salva. Cocino con el corazón, de otra forma no me sale. Sólo veo lo que creo.
Llevo una temporadita en que describes cómo me siento.
ResponderEliminarA veces me voy a la habitación y le digo al armario:¡no te soporto más hoy!
Diosss eso sí que es feo!!! pero es que necesito decirlo, pero sin que lo oiga...
Lo achaco a mi embarazo, pero puede que un "todojunto" sea los que lo justifique.
Ánimo! y feliz "viaje"
CLC
Todo lo asimilan, y lo interpretan a su manera. Pero tampoco te culpabilices, es normal que de vez en cuando estés cansada, es la vida real. También tienen que ver que las madres no son perfectas siempre, que se puede estar de mal humor y tener "rabietas" (como las tienen ellos, por cierto), y que a veces dices cosas que no sientes. Pero luego pides perdón, y le explicas la situación, y se hacen las paces.
ResponderEliminarNadie es perfecto, y a todos se nos escapa un ataque de cabreo de vez en cuando. Es lo normal, las emociones pueden con nosotros cuando estamos cansados. Lo que hay que aprender es a no "pasarse" con el otro en estos momentos, y a reconciliarse y pedir perdón después.
Vamos, me parece a mí...
Mucho ánimo, un beso y ¡que descanses!
Muchas gracias a ambas dos gorditas :))
ResponderEliminarDe vuelta, con las pilas mucho mas cargadas... un beso a vosotras y a vuestras panchas !
Que identificada me he sentido, en ese desaprender. Y ahora con la peque desaprendo cada día que lo que hicieron conmigo no estaba bien, que no le puedes decir a una niña que te tiene harta, que ojalá no la hubiertas tenido, que si tal vez como madre solo es un desahogo tempora, pero cala... Y se asimila y se recuerda.
ResponderEliminarEspero que el descanso en el sur te venga de maravilla, yo lo tuve hace poco y fue reparador :)