Releo lo que leí lo que escribí hace nueve meses (nueve meses!) y me doy cuenta de cuánto ha cambiado todo. Releo y revivo -en parte- como estaba hace un año cuando Pablo no podía empezar el colegio. No me queda mas remedio que volver a escribir aquí. Lo debo. Se lo debo al Cosmos porque aunque tarde, a finales de noviembre, Pablo empezó el colegio y ha tenido un curso maravilloso, que se nos ha pasado volando.
Si hay una idea que a mediados de julio me reconforta es la seguridad de que a primeros de septiembre, Pablo volverá a su colegio, se reencontrará con sus amigos y sus compañeros. Cómo ha cambiado el cuento.
Ahora si ya las cosas están normalizadas, hemos tenido la rutina necesaria para querer dejar de tener rutina, y estamos 'de vacaciones' Yo sin vacaciones porque, toco madera, trabajo. Tenemos un coche cascarrillo pero que nos lleva. Vivimos en nuestra propia casa. Tenemos a nuestra gata y otro animalillo doméstico (un periquito) sin los que no sabríamos estar. Un giro de 180 grados.
Pablo está muy, muy bien. Es muy inteligente, intuitivo, perspicaz, muy cariñoso a su propia manera. Con mucha personalidad. Y yo ahora estoy tranquila por él.
Llegar a donde estamos ahora, literal y metafóricamente hablando, no ha sido fácil. No importa, le vamos cogiendo el gusto al camino difícil. Y ahora tampoco es que todo sea perfecto.Siempre hay un político que confesar.Pero el balance no puede ser mas positivo.
Lo mejor del proceso han sido los que, también literal y figuradamente, recorren el camino con nosotros y me sujetan la mano cuando hay baches.Nada mas volver e intentar hacer un pequeño resumen de estos nueve meses, y ya me suben los niveles de agradecimiento en sangre. Así que por enésima vez, gracias.
Madre superiora, bióloga, gatoflauta aspirante a vegetariana. Si quieres halagarme, llámame loca.Yo también prefiero una mariposa al Rockefeller Center. Mi hijo me ha dado la vuelta como un calcetín, y a la vez soy mas yo que nunca. Una vez me teñí el pelo: nunca volverá a suceder. No puedo ser princesa porque nací guerrera. Odio las bodas, ir de tiendas, las peluquerías y las flores muertas. Leer me salva. Cocino con el corazón, de otra forma no me sale. Sólo veo lo que creo.