Esta mañana una güela en el autobus me ha preguntado a las primeras de cambio el quedadtiene y mira que me la veia venir, pero era tan temprano que no se me ha ocurrido cómo esquivar el rodillazo verbal, asi que le he bostezado: veintesses, la verdad, y la güela va y me suelta:
-Pues está pequeño
Y yo le he contestado
-Oiga usted esta gorda y tiene dos dedos de raiz y yo no he opinado nada.
Bueno lo cierto es que esta respuesta solo ha sucedido mas tarde y en mi imaginación porque en ese momento me he limitado a girar la vista hacia la ventanilla y disfrutar del momento con Pablo. Hay qué ver la peña la jeta que tiene y la alegria con que te lo sueltan. Despues me he arrepentido de no haberselo dicho de verdad, y eso que dicen los orientales chuliguays que no importa el que te ofendan, sino el que lo recuerdes, que digo yo, joder encima que la vieja es una faltona, a ver si la culpa va a ser mia, nos ha jodido Buda, pero vamos un poco si que es verdad que no vale la pena dejarse el ATP en estas cosas.
Yo llevo un tiempo teniendo que trabajar por la mañana, uno de los trabajos mas surrealistas que he tenido que hacer, y mira que he tenido trabajos raritos, pero vamos, no está mal: oficina, media jornada, aire acondicionado (=pies congelados), nespresso a mi disposicion (me vuelve a dar asco el olor a cafe. No, no lo estoy), zona pija de Barcelona, donde antes de entrar me dedico a observar a los neoejecutivos/as cual entomólogo visualiza bichitos, y les atribuyo estreñimientos fisicos y mentales e impotencias varias
Pablo está maravilloso, verlo crecer y evolucionar es lo mejor. Ya cuenta hasta tres, sabe pedir horchata, hablando, porque sabe pedir ya todo lo que quiere. Se está teniendo que quedar a comer y dormir siesta en la guarde y lo está llevando muy muy bien, quizá yo lo llevo peor que él.
Madre superiora, bióloga, gatoflauta aspirante a vegetariana. Si quieres halagarme, llámame loca.Yo también prefiero una mariposa al Rockefeller Center. Mi hijo me ha dado la vuelta como un calcetín, y a la vez soy mas yo que nunca. Una vez me teñí el pelo: nunca volverá a suceder. No puedo ser princesa porque nací guerrera. Odio las bodas, ir de tiendas, las peluquerías y las flores muertas. Leer me salva. Cocino con el corazón, de otra forma no me sale. Sólo veo lo que creo.