En mi vida he sido tan simpática (no me sale fácil) ni he dicho tantas veces "gracias" como ahora. Porque es verdad que
siempre hay gente wena, gente que me ayuda a abrir puertas, a entrar al tren, a subir un escalon... bueno, no a mi, claro, sino al carro de Pablo, se entiende. Qué menos que un gracias y una sonrisita. Y es que Pablo me ayuda a eso tan abstracto que es lo de socializar, en la cola de la fruteria las señoras le sonrien y me preguntan cuántos meses tiene; en las tiendas, las abuelas me dicen que si le doy la teta y me animan, con otra sonrisa, a seguir haciendolo
porque es lo mejor para las enfermedades y para todo hija mia; en el banco me dicen que qué pronto le han salido los primeros dientes (miedo me da, igual me ofrecen un credito para una ortodoncia) En fin que este niño es un solete.
Tengo que contaros que finalmente le di un chusco pan, en plan
vale ya de tonterías por chupar un cacho pan no puede pasarle nada y como no podía ser de otra manera fue todo un éxito. A ver a quien no le gusta una buena puntita... mmm.... pues eso. A Pablo le gusta comer, todo lo que ha probado hasta ahora va para adentro, y sobre todo se lo pasa bien. Lo sentamos en una trona Stokke
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y come a la mesa como uno mas. Ya ha comido fruta, verduras, arroz, tapioca, pollo, pavo y pan. No se si me dejo algo. Pero bueno lo mas importante es que está sano y feliz. Y ahora os dejamos porque está dando grititos en mitad de la biblioteca