martes, 16 de octubre de 2012

¿Qué tal el cole?

Y la respuesta correcta debería ser ¿dispones de media hora para escuchar y de ganas y capacidad de comprender? Pero normalmente la respuesta es "bien, bien, muy bien" y hasta luego Lucas.

El colegio está resultando difícil (difícil no es sinónimo de malo)
Para Pablo el comienzo del colegio ha coincidido con una mudanza, ha habido de por medio unas vacaciones; cuando 'dominaba' la guardería, la guardería se terminó, y ha dejado de ver a sus amigos (a los compañeros también) en especial a su amiga N. a la que todavía nombra.

Algunos nenes del colegio lloran cuando se van las madres; Pablo no ha llorado ni un día en el colegio pero si que en casa ha tenido 'berrinches' (que harían las delicias de Supernazzy y la p. voz en off) que un observador lo suficientemente subnormal, con perdón de los subnormales, podría calificar de -esa odiosa palabra- rabietas. Aparentemente enfados (por tonterías) que yo, como madre suya que soy porque me he quedado con las ganas de parirlo, recorro y recorro lupa anímica en mano hasta llegar al meollo del susodicho enfado. Y es que el niño no se enfada porque se le ha olvidado un coche en el coche, valga la rebuznancia, no patalea porque el agua no está fria, no es caprichoso, ni es tirano, ni me está poniendo a prueba, ni me toma el pelo. Pablo saca la sensación de qué-hago-yo-aqui, quien-es-toda-esta-gente-nueva, hasta-cuándo-tengo-que-estar aqui...

Y cuando mas mal está mi pequeñito bebé, el bendito Cosmos me inunda de chi y yo mas le achucho y le intento calmar y le pregunto si está cansado, si tenía ganas de salir del cole; añado unas gotitas de 'lo estás haciendo muy bien' y vuelvo a decirle que se siente agobiado porque está con mucha gente que no conoce aun, vuelvo a decirle de muchas maneras lo que se que siente... y entre hipos asoma una vocecilla que dice 'si, mami, si'

Asi poco a poco el niño Pablo se empieza a sentir acompañado, entendido, reconocido en su pequeña gran lucha por adaptarse, por enfrentarse a lo nuevo, a lo desconocido, al mundo. Se calma desde dentro, se relaja, y casi siempre termina por dormirse, agotado.

Hoy ha celebrado su cumpleaños en clase, coincidiendo además con que es 'protagonista de la semana' y ha sido todo tan intenso (positivamente, pero intenso) que ha vuelto a llegar a casa 'emberrenchinado'. Supernazzy se cortaría las venas con una galleta si hubiera presenciado la escena: le he escuchado, le he comprendido, le he ayudado a decir lo que le pasa, a sacar lo que tenía dentro, le he intentado apoyar, decirle que es normal lo que le pasa, que también les pasa a otros, que poco a poco todo mejorará, que esta tarde se la merece de descanso...

Ayudarle me ayuda. Ahora duerme y se repone, y yo, aunque no duermo, también me repongo con él.



jueves, 4 de octubre de 2012

Maternidad y terapia

Durante mucho tiempo he dicho, medio en broma, medio en serio (o una cuarta parte en broma y tres en serio) que cuando fuera rica iría al psiquiatra, como en las películas. Luego lo de psiquiatra ha ido derivando en distintos tipos de terapia. Conseguido. Ya soy rica. Tengo todo lo que puedo querer tener y no necesito nada mas.
Pues si, como habréis adivinado, mi hijo es mi terapeuta. Uh, suena mal dicho así. No es que yo me tumbe y él escuche mis batallitas. A ver, el proceso de educar a Pablo es mi propia terapia. Educar no es lo que yo creía, él me lo está enseñando. Yo creía que educar era tener que decir lo que hay que hacer y lo que no, explicar qué está bien y qué está mal, salpimentar con algun castigo 'necesario'... otra pre-idea que se va a tomar por lichi. Educar es estar ahí, y poco mas. No tengo la sensación de estar 'enseñando' nada, mas bien veo que soy yo la que necesita aprender cosas muy muy básicas, que como buena adulta bien educada tenía completamente olvidadas.
Comer cuando se tiene hambre, descansar cuando el cuerpo lo pide y no cuando lo indique el reloj, perdonar de corazón y sin mirar atrás, ilusionarse con cosas pequeñas, buscar la compañía de quien quieres y evitar la de quien no quieres, huir de los peligros (en todos los sentidos), preguntar lo que quieres saber, no estar en sitios en los que no quieres estar, luchar por lo que quieres...
De alguna manera no he sido verdaderamente adulta hasta que me convertí en madre, y al mismo tiempo, conforme Pablo crece y se va haciendo mayor, yo vuelvo a ser pequeña con él, a reandar mis pasos, a revivirlos, a recordar; a veces le doy mini-charlas (intento no ser demasiado brasas, pobrecito mio) y a poco que llevo dos minutos, recibo una colleja cósmica de Amparín: a quien le hablas, a él o a ti... ya sabes, aplícate el cuento... uy mira, una coja saltando.... comentarios muy propios de ella, por cierto.
Pablo está muy ilusionado con tener un camión, el que sale en la película de Cars2, y en parte porque no lo he encontrado aun y en parte porque no quiero dárselo todo para-ya en cuanto abra la boca, aun no lo tiene; bueno pues ayer me puse a darle la charleta sobre que a veces las cosas no se pueden tener enseguida, y hay que esperar un poco, y no enfadarse si no viene ya porque si no el camión no querrá estar con nosotros... vamos el Cosmos se descojonaba de la risa... y dije vaaaaaaaaaaale vaaaaaaale acepto que soy yo la que mas necesita saber eeeeeeesto
Ser madre no es lo que yo pensaba, es a veces mucho mas fácil y a veces mucho mas difícil, pero es lo mejor.